Vámonos de frente

Viernes de Dolores: ya te despiertas con una actitud distinta, sabes que empieza la mejor semana del año. Miro la ropa con resignación, pero no puedo venirme abajo tan pronto. El señor no lo hizo. El domingo de Ramos, esas colas en la iglesia, llegan hasta la posada, todo el mundo con su Palma. Que orgullo. Lunes Santo, después de misa de tarde hay que ir a colocar los pasos, el Padre Alfonso pone marchas cofrades de fondo, ya se va notando el ambiente, ya se agarran los nervios al estómago. Esto está aquí ya. Velas, imágenes, flores, estandartes, todo tiene que quedar perfecto. Y llega el día. Viernes Santo: a las siete y media de la mañana los ojos como platos, los nervios no me dejan dormir. Desayuno, ducha, y ahora si, traje de Andero. Vía Crucis, el primero de la historia de Fuenlabrada con el Cristo de la Misericordia, que responsabilidad tan bonita. La iglesia llena, la gente en la calle porque no entramos más. Catorce estaciones llenas de fe, de alegría y de resignación. Y a las 20:00... ay! Suena el himno nacional y comenzamos, está maldita pandemia no nos deja pasear fe, pero lo único que nos impide es pasearla. La banda tocando, el primero Nuestro Padre Jesús, cuanta belleza recogida en un rostro, cuanto sentimiento. La Piedad, con su hijo en brazos, a ver quien puede mirarla y no emocionarse. El Santísimo Cristo de la Misericordia, el Cristo de Fuenlabrada haciendo historia en su pueblo. Y esa Soledad con el Señor Yacente a sus pies con Callejuela de O de fondo... Eso hay que vivirlo. Para terminar el Cristo chiquito, hay que hacer cantera. Y el tiempo va pasado, pero dentro de cada uno de nosotros, durante un ratito se detiene, para dar gracias por ser tan privilegiados de poder vivir esto, y de formar parte de ello.

Está es la semana en la que se cuenta la historia de un hombre, que hace 21 siglos entraba en Jerusalén. ¡Que grande tuvo que ser!

Gracias Paloma, Antonio, Alberto, Miguel, Teo, David, Alberto, Elena, Celia, Laura, Álvaro, Diego... gracias a todas las personas que han compartido conmigo está Semana Santa tan única. El año que viene más. Y esperemos, siendo los pies del Señor.

María Camacho Zayas.